Il·lustració d'Anna Himself |
Abril
florecía
frente
a mi ventana.
Entre
los jazmines
y
las rosas blancas
de
un balcón florido,
vi
las dos hermanas.
La
menor cosía,
la
mayor hilaba ...
Entre
los jazmines
y
las rosas blancas,
la
más pequeñita,
risueña
y rosada
—su
aguja en el aire—,
miró
a mi ventana.
La
mayor seguía
silenciosa
y pálida,
el
huso en su rueca
que
el lino enroscaba.
Abril
florecía
frente
a mi ventana.
Una
clara tarde
la
mayor lloraba,
entre
los jazmines
y
las rosas blancas,
y
ante el blanco lino
que
en su rueca hilaba.
—¿Qué
tienes —le dije—
silenciosa
pálida?
Señaló
el vestido
que
empezó la hermana.
En
la negra túnica
la
aguja brillaba;
sobre
el velo blanco,
el
dedal de plata.
Señaló
a la tarde
de
abril que soñaba,
mientras
que se oía
tañer
de campanas.
Y
en la clara tarde
me
enseñó sus lágrimas...
Abril
florecía
frente
a mi ventana.
Fue
otro abril alegre
y
otra tarde plácida.
El
balcón florido
solitario
estaba...
Ni
la pequeñita
risueña
y rosada,
ni
la hermana triste,
silenciosa
y pálida,
ni
la negra túnica,
ni
la toca blanca...
Tan
sólo en el huso
el
lino giraba
por
mano invisible,
y
en la oscura sala
la
luna del limpio
espejo
brillaba...
Entre
los jazmines
y
las rosas blancas
del
balcón florido,
me
miré en la clara
luna
del espejo
que
lejos soñaba...
Abril
florecía
frente
a mi ventana.
Poema
d’Antonio
Machado
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