Diccionario de
la lengua española. Real Academia.
La tormenta bramaba en la atmósfera presagiando ya el invierno, trayendo consigo negrísimas nubes cargadas de silbantes y estruendosos torrentes de lluvia y granizo.
-- Hoy estaremos solas -- dijo la coronela de G*** a su hija Angelika cuando el reloj de pared dio las siete --. El mal tiempo ahuyenta a los amigos. Me bastaría con que, por lo menos, mi marido estuviera ya de regreso...
En aquel mismo instante entró el capitán de caballería Moritz von R***. Le seguía el joven jurista que, gracias a su extraordinario ingenio y buen humor, era el alma del pequeño círculo que solía reunirse todos los jueves en casa del coronel, y así se formó una reunión reducida y entrañable que, como hizo notar Angelika, no tenía nada que envidiar a una sociedad más numerosa.
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