dimarts, 1 de juliol del 2014

Ana María Matute (1925-2014)


Ana María Matute (Barcelona 1926-2014) Escriptora. Debutà molt jove amb novel·les com Los Abel (1948), Las luciérnagas (1949), Fiesta al Noroeste (1953, premi Gijón 1952), Pequeño teatro (1954), premi Planeta, En esta tierra (1955) i Los hijos muertos (1958), sobre la guerra civil de 1936-39, Primera memoria (1960), premi Nadal 1959, de gran difusió, Los soldados lloran de noche (1967; premi Fastenrath 1969), La trampa (1969) i La torre vigía (1971). A més, ha escrit llibres de versos (De ninguna parte, premi Antonio Machado 1993), narracions com Los niños tontos (1958) o La Virgen de Antioquía y otros relatos , escrita el 1963 però no publicada fins el 1990, i narracions per a infants (premi Andersen, 1970 i Premio Nacional de Literatura Infantil el 1984 per Solo un pie descalzo, editada el 1983). El 1996 publicà Olvidado rey Gudú, extensa i complexa fantasia medievalitzant. La violència passional i l'ambientació, sovint sòrdida, servides amb un llenguatge dinàmic, la van fer una de les primeres escriptores en castellà de la postguerra. El 1996 ingressà a la Real Academia Española.
«La imaginación, como la inocencia, es una maldición que se paga cara»
«Si a los niños se les seduce con historias, se apartarán de la televisión»
«En el bosque. Defensa de la fantasía» fue el discurso con el que Ana María Matute ingresó en la Real Academia Española; allí demostró que ella es una contadora de historias. Su bosque es «el mundo de la imaginación, de la fantasía y del ensueño»; sus cuentos y sus sueños son protegidos por la infancia y la memoria. Para ella, no hay Literatura sin una memoria transformada por el tiempo; desde éste en el que ahora vive observa su pasado creativo, piensa en los libros que aún están por venir y nos invita a «esos otros mundos que hay en éste».
-¿Cree que en la infancia surge la potencialidad de la lectura?
-Creo que todo viene de la infancia. Esos años nos marcan de una manera tremenda, también en el aspecto literario. Mi trayectoria como escritora empezó a una edad muy temprana. Ahora va a salir un libro con una recopilación de los cuentos que escribí de los 5 a los 14 años. No podía reprimirlo. Para los niños de ahora, de la sociedad tecnológica, han cambiado sólo las formas, porque, en realidad, si se les seduce con historias se apartarán de la televisión. Lo que pasa es que los niños no están enseñados. Las escuelas confunden niños con tontos y no lo son. Hay que darles la sensación de que leer no es un castigo ni un deber, sino un placer. Si el niño entiende esto se convierte en un lector compulsivo, como yo.
-¿Sigue al otro lado del espejo?
-Siempre he estado al otro lado del espejo, aunque a veces éste se haya roto. Con las aventuras de Alicia en A través del espejo descubrí que mi mundo estaba al otro lado, desde los olores a los colores. Las cosas se atraviesan o no se atraviesan; la imaginación es la que nos conduce.